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Comentarios y críticas de libros por riguroso orden de lectura

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    ©2005 BioMaxi

    Wishlist en Amazon

    Birds of prey

    Wilbur Smith, 1997

    Fabrizio pensó que leer un libro en el que unos intrépidos corsarios ingleses atravesasen holandeses con sus sables de fino acero de Sheffield me levantaría los ánimos, así que me lo regaló estas navidades. Lamentablemente la guerra anglo-holandesa acaba pronto. De hecho, según aprendemos más tarde, terminó antes de que empezara el propio libro, pero claro, los protas no lo saben y caen como aves de presa sobre un mercante holandés que viene de Indonesia rumbo a Ciudad del Cabo. Y ahí empiezan todos los males.

    He de reconocer que el libro entretiene a ratos, pero la verdad es que no podía dejar de pensar en la saga del Clan del Oso Cavernario continuamente, y claro, eso jode cualquier lectura. El prota es perfecto. No hace nada mal, todos le quieren y tiene una polla impresionante; abundan las descripciones de masturbaciones y fornicios. Si a eso añadimos que no es que los piratas ingleses sean santo de mi devoción -- menos cuando no dejan de recordarle a uno qué gran hombre fue Sir Francis, que resulta que la espadita del prota no es de Sheffield sino de Toledo, afaná a un español por el Drake de los cojones -- pues así se explica que más de una vez me entrasen ganas de dejar el libro.

    Claro que igual el problema es que ya no soy un adolescente para andar disfrutando de estas cosas, pero no me negaréis que un libro en el que al final el prota está "destinado" a salvar el Santo Grial de caer en manos sarracenas no es como para clamar al cielo. Pues eso, que al Smith se le pasó la mano al dosificar los clichés y eso cada día lo tolero menos. Se agradece la intención del regalo, eso que no quede en duda ;-)

    2008-03-05 16:13 | 24 Comentarios


    On the Road

    Jack Kerouac, 1957.

    Es sorprendente cómo un libro de finales de los 50 sobre cosas pasadas a finales de los 40 retrata a la perfección los ideales y la corrupción de finales de los 60. Retratando a una generación, marcó a otra. O quizá retrata y marca a todas las generaciones habidas y por haber, porque todo hombre sólo vive una vez y a veces pareciera que todos surcamos el mismo río.

    Hay gente que lee La llamada de la selva de Jack London y sienten su alma resonar. La mayoría simplemente cree que se trata de un libro juvenil, con eso de que el protagonista es un perro, y aceptan de buen grado la conmovedora historia de Buck. A nadie le inquieta que un perro que ha tenido mala vida se asilvestre y encuentre la paz entre los lobos. Además, el propio Jack London nos da la antítesis, Colmillo Blanco, el lobo se domestica y vive feliz aceptando las normas sociales de los humanos.

    Más o menos por la época de London, Freud vendría a decirnos que en la mente humana hay dos fuerzas subconscientes, un ello dominado por pulsiones, instintos más o menos "salvajes", y otro polo completamente opuesto, el super-yo formado por la asimilación cultural, la educación, los valores correctos para sobrevivir en sociedad. Individualismo frente a conformismo social, quizá.

    Freud aparte, esa dicotomía entre la aceptación de las normas éticas y lo que la sociedad espera de uno por un lado y por el otro los impulsos de satisfacción individual es lo que forja la personalidad de todos y cada uno de los seres humanos. Más o menos todo el mundo madura, acepta su rol, aunque casi todos pasemos por alguna que otra etapa revoltosa. Más o menos. Algunos, en cambio, son de por vida unos inadaptados. Jóvenes rebeldes, viejos vagabundos, o simplemente gente a la que siempre les sale cruz. Y a la sociedad no le gustan los inadaptados. La gente asocial rompe la estabilidad, cuestionan la necesidad de que los jóvenes acepten su papel en la vida en sociedad. Las reglas están para obedecerse, no para cuestionarse y mucho menos para ser ignoradas. Por eso se les estigmatiza, muchas veces se les prejuzga y se hace que su única salida sean comportamientos auténticamente antisociales. El inquieto acaba delinquiendo y la sociedad tiene por fin su justificación para acabar de destruirlos, de apartarlos.

    On the Road es una historia de viajes, pero el sentido geográfico sólo sirve como excusa para ilustrar un estado mental, una filosofía de vida, una realidad social. Como en todas las buenas historias de viajes que se precien, no se trata del recorrido sino de los cambios que experimenta el propio viajante.

    Sal Paradise, el protagonista y narrador, alter ego del propio Kerouac, es Buck y Colmillo Blanco a la vez. Siente la llamada de lo salvaje y se deja arrastrar por ella, pero siempre retorna a su lugar, su Nueva York y sus libros. La carretera como catarsis, la distancia como excusa para alejarse de los problemas, y el viaje como una búsqueda de uno mismo. Sin experiencias uno no madura realmente, no encuentra su lugar sino que simplemente acepta aquel en el que cae.

    El catalizador de este proceso de maduración es el otro personaje, Dean Moriarty, el estereotipo del rebelde sin causa, vaqueros y camiseta blanca, educado en reformatorios y destinado a acabar vagabundo como su padre. La personificación misma de todas las pulsiones primarias de nuestro inconsciente. Energía pura a la vez que sumidero sin fondo de las energías vitales de los que le rodean. Él es la excusa para que Sal Paradise emprenda sus viajes pero también el motivo por el que terminan.

    El transfondo lo pone una sociedad salida de la guerra mundial, en crisis económica, sin trabajo para todos los veteranos, donde los que no han logrado salir de la gran depresión siguen malviviendo, donde los negros o los inmigrantes mexicanos viven marginados. Aceptar el papel que a uno le toca es difícil en esta situación, aceptar unas reglas del juego claramente injustas es duro. Por eso vemos en el transcurso de los viajes que hay dos Américas, una conduce cadillacs y va de vacaciones y otra va en camiones a recoger algodón o naranjas, escucha jazz, vive borracha o drogada todo lo que puede para evadirse de su miseria y la una apenas sabe de la existencia de la otra.

    El viaje es a la vez excitante y deprimente. Uno amplía su horizonte pero a cambio ve más contrastes e injusticias. Uno vive la vida pero a cambio es perseguido por el hambre y las demás necesidades. Uno prueba la salsa de la vida pero resulta que tiene un sabor agridulce. Al menos el viaje de Sal es provechoso. Aprende, crece. Es de ida y vuelta. Dean en cambio vive en permanente viaje: nunca llegará a ninguna parte y se destruirá en el camino.

    Soñar sólo conduce a despertar, sí, pero al menos se ha soñado. Vivir sólo nos lleva a morir, sí, pero por eso es tan importante sentir que se ha vivido.

    2008-02-21 03:23 | 37 Comentarios


    Our Man in Havana

    Graham Greene, 1958.

    Oiga usted, ¡qué libro! La edición que he leído, la de Penguin Classics, viene introducida por Christopher Hitchens, y poco más se puede decir. Y como sinceramente no se me ocurre más, dejo el borrador ahí y ya veremos si en un futuro...

    2008-01-22 21:24 | 6 Comentarios


    Los misterios de Madrid

    Antonio Muñoz Molina, 1992.

    Lorencito Quesada es de Mágina, trabaja en "El sistema métrico" y escribe para Singladura, el diario más importante de toda la provincia. Ah, y últimamente se ha visto envuelto en una aventura que ha roto todos los esquemas de este hombre de regulares (y pías) costumbres. ¿Os acordáis de esas películas protagonizadas por un paleto Paco Martínez Soria que sale por primera vez del pueblo para ir a Madrid? Pues en esas se nos ve nuestro Lorencito Quesada, solo que en un Madrid mucho más moderno, capital europea de la cultura (1992 por si no sois madrileños u os falla la memoria), donde topará con todo aquello de lo que hasta ahora había logrado mantenerse no sólo al margen sino que de lo que incluso desconocía la existencia. El motivo, el misterioso encargo de averiguar el paradero de la efigie del Santo Cristo de la Greña, desaparecido de la capilla de sus propietarios los condes de la Cueva pocas semanas antes del Jueves Santo en que debería salir en procesión como manda la centenaria tradición.

    El libro, como podréis deducir por el perfil caricaturesco del personaje, es un esperpento surrealista al más puro estilo de Eduardo Mendoza, a medio camino entre "Sin noticias de Gurb" y "La aventura del tocador de señoras" (curiosamente, como el primero de los que cito, éste de "Los Misterios de Madrid" también fue publicado por entregas en El País). Es, por lo tanto, divertido y fácil de leer, explotando al máximo situaciones ridículas, no por improbables --a principios de los noventa el lado oscuro de Madrid no estaba demasiado oculto que digamos-- sino por quién las vive y cómo las vive, y con una vis trágica que se desarrolla a la par que la trama se enmaraña. Y no podemos olvidarnos de que, así como quien no quiere la cosa, con mucha ironía Muñoz Molina se vale del esperpento para retratar fielmente aspectos de la sociedad, madrileña y española, que merecían criticarse. Y merecen, porque algunos aquí siguen con nosotros bien instalados.

    Vamos, que he disfrutado leyéndolo y me ha hecho preguntarme a mí mismo por qué demonios no me había leído yo nada de este señor hasta hoy. Sobre todo teniendo el libro en casa, que me topé con él el otro día haciendo hueco en la estantería para el último de Reverte. De nuevo habrá que darle las gracias a Laura ;-)

    2008-01-14 05:54 | 5 Comentarios


    Un día de cólera

    Arturo Pérez-Reverte, 2007

    Eso es lo que fue el 2 de Mayo de 1808 en Madrid hace ya casi casi 200 años. Para los que desconozcan los detalles de esta fecha histórica, España ha sido invadida por los gabachos sin disparar un solo tiro y el enano cabrón se ha llevado a Bayona a la Familia Real. La clase dirigente queda títere del invasor, ya sea por ideología (la patria se beneficiaría mucho de los ideales revolucionarios, pero nadie quiere el derramamiento de sangre que supuso la francesa) o por simple y llana cobardía y apego al poder, de modo que el pueblo llano, harto de la situación, decide armar la marimorena. Y vaya si se arma.

    Sobre este episodio nacional se ha dicho y escrito mucho, pero Pérez-Reverte no podía dejar pasar la efeméride sin volver a hacer de Galdós redivivo, aunque, esta vez sí, marcando mucho las distancias. Hace 3 años, con lo del Cabo Trafalgar, optó por narrar la batalla inventándose un navío con toda su tripulación en medio del berenjenal que se montó, con la excusa de ser testigos de cerca y a la vez desde fuera de todo lo sucedido aquel día, mismo recurso que utilizó don Benito al situar al joven protagonista de su saga a bordo de la nave capitana de la escuadra española. Esta vez prefiere tomar un enfoque más historicista, sin inventarse tanto, casi más parecido al reportaje de guerra del que el escritor proviene profesionalmente.

    Y es que la ocasión la pintan calva como ninguna para caer en fáciles interpretaciones sesgadas de lo ocurrido en Madrid el 2 de Mayo y Pérez-Reverte intenta huir de ello como de la peste. Por eso narra en tercera persona todo el rato, desde un tiempo presente, consciente del resultado de todas las acciones del día y del trágico desenlace que tendrá, dejando bien claros los motivos de la insurrección de la plebe como los de las clases acomodadas para mantenerse al margen pero sin adoptar uno u otro bando. Y es que todo patriota que se precie saca pecho orgulloso por el valor demostrado por el pueblo español pero cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe comprender que al apoyar al hijoputa de Fernando VII frente a las reformas napoleónicas España no hizo sino cavar más honda la tumba en la que se venía enterrando desde tiempos de los Austrias, dando la espalda a la ilustración, la unidad europea y muchos otros valores que ahora con tanto empeño pretendemos lograr.

    Por todo eso a Pérez Reverte se nota que le cuesta novelar lo sucedido, porque es patriota como el que más, pero también porque conoce nuestra historia mejor que la mayoría y sabe que muchos de los males modernos, si no todos, vienen heredados desde entonces. Así que opta por una pretendida imparcialidad del formato documental, por simplemente relatar los sucesos, llegando en numerosas ocasiones a reducir el relato a listas de nombres de protagonistas, señalando su trasfondo, su contribución y su final. Sin embargo también se le nota de qué pie cojea y queda del todo claro la baja opinión que le merece la postura de aristócratas y militares aquel día. Porque una cosa es ser afrancesado por ideología ilustrada y otra muy distinta ser un ricachón acomodado que teme más a la plebe que al soldado invasor. Y desde luego lo peor que se puede ser en la vida es un militar cobarde y que se niega en redondo salir de su cuartel a dar su vida por defender la de sus compatriotas. Puede que el Estado Mayor tuviese buenos motivos para querer apaciguar la sublevación popular, pero desde luego lo que no tiene nombre es permanecer impasible una vez empezada la sangrienta represión imperial.

    Ni ficción ni libro de historia, como dicen en su promoción, pero sí una novela que merece la pena leerse aunque a ratos resulte farragosa en sus páginas más puramente periodísticas --las listas de víctimas con nombre, apellidos y domicilio están bien para ayudar al lector a identificar como personas normales y corrientes a los que tomaron las calles madrileñas, pero hay tantas que a veces dificultan la lectura; y aunque se da cumplida cuenta de todos los fusilamientos que hubo, echo en falta un recuento final de víctimas de ambos bandos, tanto de militares franceses como de civiles españoles, en combate y ajusticiados. Porque si bien abundan los detalles, es fácil que los árboles no nos dejen ver el bosque, como se suele decir-- pero que compensa con creces con esos otros momentos en los que se hunde de lleno en la novela, al lado generalmente de los artilleros, con Daoiz y Velarde y todos los que lucharon contra el francés en el Parque de Monteleón, o al principio de la jornada cuando lo de la plaza del Palacio Real y la puerta del Sol, o en las defensas improvisadas contra las cargas de la caballería pesada y los mamelucos de la Puerta de Toledo y la Carrera de San Gerónimo, respectivamente.

    Un libro, en resumen, que se disfruta leyendo y del que, al mismo tiempo, se aprende una importante lección de historia de muchísima aplicabilidad hoy en día, que no en vano también tenemos imperio, Napoleón, e invasiones a otros países a los que exportarles valores y en los que, a peser de lo buenos que son, las gentes se resisten y el pueblo toma las armas por su cuenta.

    2008-01-12 06:44 | 7 Comentarios


    Hola de nuevo

    Me despedí felicitando un recién estrenado 2006 con el sano propósito de recuperar la senda perdida de comentarios de lecturas atrasadas. 2 años más tarde creo que ha llegado el momento de superar el trauma, que ya vamos siendo mayorcitos, obviar el hueco y seguir adelante, que esto de comentar libros me gustaba. No descarto intercalar alguna que otra crítica de libros leídos en años anteriores con otras más contemporáneas. Ni tampoco prometo comentar todo lo que lea. Procuraré hacerlo según suelte el libro, si puedo, que es la única manera en que logré que este tema funcionara en el pasado, pero no me planteo la obligación de comentar. Así que, si es que seguís por aquí, esperad actualizaciones esporádicas como mucho. Vuelvo, sí, pero ya nos conocemos ;-)

    2008-01-12 05:20 | 7 Comentarios


    Un año de lecturas

    Ya han pasado 365 días, 50 libros (pero no 50 reseñas) desde que inauguré este sitio para comentar mis lecturas. Como propósito de año nuevo, retomarlo. Era un buen hábito personal y he disfrutado mucho con vuestros comentarios. Sí, incluso con las peticiones de resúmenes o los insultos chilensis, que vienen bien para echarse unas risas de vez en cuando.

    Ah, y si aún no habéis abandonado a su suerte a este Biblioblog, que tengáis un feliz 2006 :-)

    2006-01-01 14:48 | 9 Comentarios


    Mas madera!

    libros!He recibido mi segundo pedido a Amazon. Como veis en la foto, 3 libros que son seis en realidad, pues uno de ellos es una edicion conjunta de las cuatro obras de Darwin mas relevantes. La pila por leer no deja de crecer, y la pila por comentar, tampoco. Prometo no terminar el año sin ponerme al dia. Si, ya se que queda poco, pero nada es imposible.

    PS. Xac, tienes ya tu comentario para el Criptonomicon??

    2005-12-14 18:22 | 8 Comentarios


    Explicaciones/excusas

    ¿Qué parado está esto, verdad?

    ContenidoY no es por falta de cosas que comentar, no, que ya véis en la lista de ahí al lado que tengo 6 libros pendientes (en la foto podéis ver los contenidos de mi primer pedido a Amazon, para que os hagáis una idea de lo que tengo entre manos).

    ¿Por qué no comento nada, entonces?

    Pues no lo sé. Lo llevo arrastrando desde la vuelta de las vacaciones por Italia, que vine con tres libros leídos. A pesar de las notas tomadas durante la lectura en el viaje, me costó horrores ponerlas aquí. Y seguí leyendo, con lo que el atraso no bajaba.

    Curiosamente, coincide que salvo una lamentable excepción (el último merovingio, en mala hora lo empecé), todos los atrasos sin excepción son de los mejores libros que he leído en mucho tiempo. He conocido a Neal Stephenson, y me ha enganchado. Y La historia de Harry Potter madura que da gusto. Creo que he leído estos libros con tanta fruicción que no me he dado tiempo para pararme a comentar cada uno de ellos. Quizá debería haber escrito los borradores y esperarme a publicarlos cuando tuviese listos los atrasos veraniegos, pero no. El caso es que ya son 6 libros, 6, y dignos de largos y elaborados comentarios. Pero no encuentro las fuerzas/ganas/tiempo. Siempre me pasa lo mismo cuando se me acumulan las tareas atrasadas...

    En fin, que igual algún día os sorprendo con novedades. Mientras tanto, permanezcan en sintonía ;-)

    2005-10-24 14:01 | 19 Comentarios


    Deception Point (La conspiración)

    Dan Brown, 2001

    Lo del fenómeno Dan Brown es la leche. Su primera novela fue Digital Fortress, que apareció en 1996 como e-book y al siguiente como libro impreso. Y fue un relativo éxito de ventas en USA, pero aquí no se enteró nadie. Ahora que se ha hecho de fama mundial por "El Código Da Vinci", entonces las editoriales se pelean por sacar traducciones de los demás libros. Curiosamente, por fin van a sacar la traducción de esa primera novela, "La Fortaleza Digital", después de haber sacado el resto, y así tenemos que casi 10 años después de su publicación, y al menos 1 año y pico desde la redistribución a escala mundial, se levanta la polémica sobre el trato que reciben España y sus instituciones y Sevilla en particular.

    Pues qué queréis que os diga, que vaya panda de alelaos. O de listos, según a quién se mire. ¿A qué vienen las protestas a estas alturas? ¿Prentenden cambiar algo? ¿Creen que sus críticas a Dan Brown ahora van a cancelar la imagen que puedan haberse hecho en otros países de Sevilla y los españoles? En cualquier caso esto servirá para lo mismo que sirvieron las críticas que en su día el Vaticano hizo sobre "el código": para que salga el libro en los medios y se disparen las ventas sin gastarse un duro en publicidad.

    En cualquier caso yo me lo pienso comprar igual, que ya tenía la decisión tomada desde que me leí este libro que ahora comentaré y el que le sigue en la lista de espera, porque tengo la teoría de que Dan Brown va perdiendo fuelle con cada novela que escribe. "El Código" es un buen best-seller, no lo negaré, pero quizá por eso resulte ser una mierda de libro. La parte del mismo dedicada a las andanzas de Robert Langdon es entretenida, y el estilo narrativo es adictivo. Sí, los misterios sólo lo son para el personaje y las conspiraciones son las mismas historias de siempre. Lo que me parece peor del libro es el tratamiento seudohistórico que reciben ciertas cosas, como lo de los primeros cristianos y lo de los portadores de la sangre de Cristo y tal. Sin embargo, cuando uno lee "Ángeles y Demonios" descubre que aunque el autor sigue abusando de las licencias literarias para manipular los hechos y mezclar ficción con realidad, la intriga al menos es agradable de leer y que el libro guarda algunas sorpresas (predecibles, cierto es) hasta el final, no como el otro que sinceramente decae a partir de la mitad (uno se lo termina más por ganas de terminar que por interés en conocer el final).

    Y así es éste de "Deception Point" (confieso que lo leí traducido (La conspiración) porque me lo dejó la hermana de Laura para hacer tiempo durante el viaje de vuelta desde Italia), aunque algo más flojo que el de "Ángeles y Demonios", lo que viene a apoyar mi teoría (Deception Point se publica al año de Angels & Demons), ergo el primero tiene que ser el mejor (lo que no sé es si lo leeré en inglés o traducido, porque lo tengo reservado para el siguiente viaje a España; dependerá de cómo lleve el ciclo barroco).

    La trama de "La conspiración" es bastante sencillota: precampaña electoral, un candidato haciendo leña del árbol caído de los recientes fracasos de la NASA, su hija despechada trabaja para una agencia de inteligencia del gobierno y recibe el encargo de evaluar el trabajo realizado por un comité de expertos independiente sobre el más reciente y super secreto descubrimiento de la NASA, que resulta ser un meteorito con fósiles de formas de vida extraterrestre. O quizá no, porque los fósiles son unos piojos, hecho que al principio no resulta extraño a nadie hasta que empiezan a darse cuenta de que han metido la pata hasta el corvejón cuando, después de hacer público el hallazgo, empiezan a suceder cosas raras.

    No hablaré sobre la caricaturización de los científicos que aparecen en el libro, ni sobre el poco peso que tienen los argumentos que se esgrimen como evidencias desde un primer momento. Como lo de los escalones de la Giralda, no cabe la menor duda de que se trata de licencias literarias de un desconocedor de los asuntos (aunque supuestamente informado aunque sea superficialmente) destinadas a millones de lectores que saben de esas cosas aún menos. No se trata ni de novela histórica ni de divulgación científica, sino de un thriller conspiranoico, así que lo dejaremos pasar.

    De lo que sí hablaré es del (manido) argumento detrás de la trama. Pasado un cierto punto, que lo del meteorito es una farsa es bastante obvio (de ahí el título original), así que empezamos a intrigar quiénes están detrás del montaje, qué conspiraciones ha habido y con qué agenda oculta. ¿Es cosa de la NASA para rehabilitarse? ¿O se trata de alguien que quiere rehabilitar a la NASA pero sin que ellos lo sepan, siendo la NASA los primeros en ser engañados? ¿Es el presidente consciente de todo esto, en cualquier caso, o también él es una víctima inocente de una conspiración aparentemente beneficiosa para sus intereses? En el caso de que efectivamente NASA y Presidente vivan en una burbuja, ¿quién está detrás? ¿Qué poderes hay en la sombra capaces de mantener oculta semejante treta? ¿Qué saben los servicios secretos? ¿Serán ellos los responsables?

    Efectivamente, todo se trata del clásico ¿quién vigila a los vigilantes?, un ensayo sobre el poder detrás del poder, ya sea ejército, agencias gubernamentales, o consorcios empresariales. Desde luego no es original, pero sí entretenido.

    Para mí lo mejor son los personajes principales, ambas mujeres, que aunque aparecen en distintos bandos, poco a poco se descubre que hay valores morales que las equiparan. La hija del senador es un títere a manos de su padre, de su jefe y del presidente y no por ese orden, pero ella tiene un fuerte sentido de individualismo, de honestidad y confianza ciega en la honradez de sus jefes (sí, hago lo que me dicen, pero porque está bien, que si no...). Precisamente es cuando ambas se enfrentan a las evidencias que apuntan a la malignidad de sus ídolos cuando sus mundos se tambalean y, ante la decisión entre lealtad y honradez, eligen el lado de los buenos.

    El resto de los personajes son puro estereotipo: el presi es bueno, buenísimo, honrado, víctima de las maquinaciones de su propia gente; el espía es malo, malísimo, taimado y resentido con el sistema por asuntos personales; el galán/comparsa es otro buenazo, ideal de la muerte, biólogo marino documentarista, ilustrado en casi todo, espíritu aventurero y gallardo caballero. Este personaje recuerda mucho a la imagen del Robert Langdon académico, aura mágica de atracción femenina incluída.

    Y no es lo único en común con los otros dos libros de Dan Brown que he leído. Aparte de la ligereza con que altera hechos o se inventa cosas, me llama la atención que, cual si fuese novela de James Bond, también aquí aparecen cacharros que aunque en realidad sólo existen como prototipos o siquiera meras ideas, los personajes poderosos tienen al alcance para su uso y disfrute (en lo que quizá sea una manera que tiene el autor de hacernos ver que ostentan un poder mayor del que imaginamos).

    En resumen, argumento clásico, personajes típicos, trama entretenida; una lectura agradable para las horas pre o post siesta veraniega, a ser posible a la sombra en la refrescante cercania de una acumulación de agua, sea la salada del mar en la playa, o la dulce de un lago o piscina.

    2005-08-25 16:46 | 11 Comentarios


    Una comedia ligera

    Eduardo Mendoza, 1996

    La comedia es un género dramático. De teatro, vamos. Y de teatro va la novela. El personaje principal es un dramaturgo, escritor de comedias ligeras, siempre dirigidas e interpretadas por la misma compañía. Y lo que le sucede y se nos narra en este libro parece sacado de una de sus creaciones (de serlo, sería la mejor de su carrera).

    Como para acentuar más el paralelismo entre la vida supuestamente real del escritor y los actores y las vivencias de los personajes de las representaciones teatrales, la novela se podría estructurar en actos. Como en toda comedia de enredo, los personajes van apareciendo, orbitando alrededor de la vida diaria de Carlos Prullàs.

    En lo que resulta ser una larga introducción, Mendoza dibuja un retrato costumbrista de la Barcelona de finales de la década de 1940, un esbozo de la clase acomodada, su levedad, su aceptación sumisa del orden impuesto por conveniencia propia, la ausencia de valores sustituída por el mantenimiento de las apariencias.

    Pero todo esto cambia drásticamente al inicio del nudo. Algo trágico ha sucedido, algo que altera para siempre el devenir cotidiano de los personajes y sus relaciones con el mundo que les rodea. Carlos Prullàs se ve involucrado en un asesinato. Hasta aquí todo lo típico de un enredo, pero conforme la trama se complica, así mismo evolucionan los personajes, destapando sus lados más siniestros al tiempo que las barreras artificiales que la sociedad de la época había establecido van cayendo ante los ojos del espectador que sigue las incidencias de la investigación.

    Y es que la narración en tercera persona, siguiendo siempre al personaje principal, y el estilo indirecto de los diálogos (excepción hecha de las escenas de ensayos teatrales), hacen que uno se sienta más como viendo una película que leyendo una novela. Y así, comiendo palomitas, vemos como Prullàs es capaz de ciertas bajezas y víctima de otras, vemos como Barcelona no sólo es el paseo de Gràcia y la gente bien, sino también (y quizá sobre todo) los arrabales llenos de gitanos, putas y desechos de la sociedad. El contraste entre ricos y pobres se refleja también en una marcada diferencia cultural, la culta expresión de los educados y la tosca pero efectiva manera de comunicarse de los bajos fondos, donde la gramática y la ortografía difícilmente pueden imponer sus normas. Pero no sólo es cómo hablan, sino cómo se ven y cómo se comportan, las diferencias aparentemente abismales en lo que uno entiende o considera como normal o aceptable.

    Así, aunque la novela empieza en tono ligero, como si fuese una de las novelas protagonizadas por el fantásticamente desquiciado detective por obligación de "El misterio de la cripta embrujada" y secuelas, como casi todas las creaciones de Eduardo Mendoza (todas las que merecen la pena, vamos), terminamos encontrándonos con la Barcelona trágica de "La ciudad de los prodigios", con sus dos caras tan antagónicas pero a la vez tan igualmente corruptas.

    Por supuesto, todo acaba con su desenlace; el final aparentemente propicio para Prullàs pero que sin embargo deja un regusto pesimista en el lector, como si fuese inconcluyente con respecto al eje de la trama. ¿Se ha solucionado el caso o se ha encontrado una solución satisfactoria para todas las partes implicadas? No parece claro aunque uno sospecha que, como siempre, puede más el mantener las apariencias y favorecer el status quo que sacar a la luz la verdad. Total, los únicos que salen perdiendo son cuatro pordioseros, ¿no?

    2005-08-19 18:47 | 6 Comentarios


    Capitán de Mar y Guerra. Aubrey y Maturin I

    Patrick O'Brian, 1970

    Aquellos que hayan visto Master and Commander quizá recuerden los nombres de los protagonistas, Capitán Jack Aubrey y doctor Stephen Maturin. Aunque el libro se titula como la película (¿o debería decirlo al revés?), en realidad el episodio relatado en ésta no es el que se nos cuentra en el primer libro de la saga de Aubrey y Maturin que, lógicamente, nos cuenta cómo se inicia la amistad que en la película vemos tan consolidada (aún así hay un par de cosas que salen directamente de éste como la trepanación de un tripulante, por ejemplo).

    Y los personajes se conocen en un concierto en Mahón. Menorca es todavía inglesa y el puerto de Mahón es base naval para su flota mediterránea. Jack es un recién ascendido capitán y Stephen es un naturalista que se muere de hambre a pesar de su formación como médico. Después de casi llegar a las manos, el capitán le ofrece ser el cirujano de a bordo. El sueño de todo naturalista, vamos. Especialmente si te acabas de quedar sin un penique y el casero ya no te fía. Entre eso y la "vida relajada" que se pegan (de aquí para allá por el mediterráneo, zampando como brutos -- los oficiales, se entiende) pues como que el libro le pone los dientes largos a uno.

    Y es que tiene esa extraña mezcla entre romanticismo y realismo que tanto me gusta en las novelas; romanticismo en la ambientación, las aventuras, los ideales; realismo en el terreno descriptivo, la psicología de los personajes. El estilo narrativo es algo seco, mucha jerga (como era de prever) pero sólo cuando conviene, pero es justo lo adecuado para reflejar la acción y el ambiente.

    En general me ha gustado bastante, así que en cuanto pueda pillaré el siguiente en la saga, aunque no se puede decir que sea un gran libro. O quizá es que haya pasado demasiado tiempo desde que lo leí como para tener una impresión mas vívida del mismo (sólo recuerdo que me gustó y a pesar de unas pocas notas comienzo a perder los detalles del estilo)

    2005-08-10 18:16 | 16 Comentarios


    Veraneando

    Mientras he estado de vacaciones han caído 3 libros (los viajes es lo que tienen, que en los trayectos tienes tiempo para todo) y aunque ya he vuelto la verdad es que me da una pereza tremenda escribir el resumen después de haber pasado "tanto" tiempo desde que leí el primero, pero el deber es el deber y ya he empezado otro (¿adivináis cuál?) así que mejor ponerse al día cuanto antes no sea que se apilen los atrasos... pero no creo que sea ahora. Es que estoy en el curro y me he dejado las notas de los libros en casa ;-D

    2005-08-04 16:07 | 11 Comentarios


    Las Llanuras del Tránsito

    Jean M. Auel, 1990

    No soy el primer blogalita que comenta este libro; el Lobo Rayado ya lo hizo aquí. Coincido con él en muchos aspectos sobre la saga: el primero es el mejor y los demás se leen si te encantó el primero y eres algo masoquista ;-)

    En esta cuarta entrega, nuestros hijos de la Tierra favoritos se van de Viaje. Y uno largo, larguísimo, interminable. Menos mal que sólo se cruzan Europa, que si llegan a tirar para el otro lado... En 959 páginas (en mi edición), el más abultado de los que he leído hasta la fecha, Jean M. Auel nos demuestra abundantemente dos cosas, a saber:

    1. la novela rosa es un género que le encanta;
    2. se documenta fenomenalmente para escribir los libros.

    Lo primero... pues eso: Jondalar y Ayla retozando cada vez que tienen oportunidad, succión de pezones como manda la tradición, exquisito (por abundante) detalle en las descripciones del sexo oral (entre los pezones duros y los nudos de placer, estoy hasta los coooo....), y una "culminación" que no tarda en llegar más que tres metesacas.

    Entiendo que en la segunda novela, si se entiende la saga como una de aventuras con una audiencia más que probable de adolescentes, se describa pormenorizadamente el despertar sexual de Ayla. Además queda muy hippie la liberalidad que tenían estos cromagnones de los hielos. Pero es que en este 4º libro pasa lo que en el 3º, que la tendencia a la descripción llega a saturar al personal. Vale, en el anterior la cosa pudiera estar justificada, que al fin y al cabo la saga parece experimentar un cambio de registro y centrarse en el romance. Lo que sí que no se explica es tanto erotismo en un libro que debería volver al registro de aventuras. La verdad es que leyéndolo me he acordado un montón de una película, "Tras el corazón verde", donde la protagonista, Jane Wylder, es una escritora de novelas rosas en las que los protagonistas siempre se encuentran en tremendas aventuras. ¿Es eso lo que estoy leyendo? En ese caso, esto se avisa...

    El segundo punto tiene mucho en común con el primero. No, no es porque Auel se haya leído el Kamasutra para buscar inspiración (que más valdría, que cualquier "polvo" de estos dos, salvo contadas excepciones, bien podría resumirse con un "ver página XXX y siguientes"), sino porque esta mujer abunda tanto en las descripciones que por momentos a uno le pareciera estar leyendo un tratado sobre geobotánica, ecología o paleoclimatología, por turnos. Que me parece fenomenal, tanta documentación y tanto interés en dar realismo al asunto, pero es que la mayor parte de las veces estas disertaciones parecen eso, disertaciones. Es que cuando Ayla se para a recoger hierbitas, hale, lista de plantas con sus usos alimenticios o medicinales. O de repente Auel cae en la cuenta de que el paisaje alpino es distinto al de un bosque húmedo del valle del Danubio: lista de árboles y arbustos, bichos y alimañas con un complemento de explicación meteorológica, condiciones físicas del medio y relaciones ecológicas interespecíficas. Vamos, que uno siente que tanta descripción de pastizales y estepas no es más que un montón de eso: paja. Quizá si las descripciones fuesen eso, descripciones y no disertaciones, pues quedaría bien y todo.

    Bueno, ya ha quedado claro que a la autora le encanta describir aunque no venga a cuento. ¿Y qué tal el argumento y la trama? Pues... mal. El argumento es sencillote: dos (que se quieren) cabalgan juntos. Jondalar tiene morriña y toca repetir el viaje que ya nos describiera en el segundo libro, pero en sentido contrario y con mujer en vez de hermano. Pero lo que antes ocupara un tercio de un libro bastante bien llevado, no puede estirarse hasta ocupar uno entero (y más largo). Bueno, sí puede y la prueba ahí está; otra cosa sea la calidad. Con tanta paja de relleno, la trama adolece un poco bastante. Pero lo peor no es eso, sino que está desproporcionado. Los primeros cientos de páginas del libro son simplemente tediosas, abundan las descripciones paisajísticas y erotico-festivas y el culmen de la aventura es cruzar un río. Avanza la narración y la cosa se equilibra (empiezan a pasar cosas "más emocionantes"), pero el final es desastroso. Comparamos cómo se nos cuenta el recibimiento de la pareja en la caverna de los losadunai con el relato del reencuentro con su padre y los lanzadonii y... ¡si parece que recibiera más afecto de manos de unos desconocidos con quienes pasó cuatro días que de aquellos con quienes creció!

    El problema es que Jondalar se tira todo el libro empecinado con llegar al glaciar antes de que acabe el invierno y el deshielo lo haga impracticable (entiendo por qué no cruzarlo en primavera, ¿pero qué problema habría en hacerlo en verano-otoño? Imperativo narrativo, imagino) así que cuando por fín se encuentran sobre el río de hielo el libro alcanza el climax. Eso, o Auel ya estaba hasta las narices de escribir y andaba pensando en el siguiente tocho. En cualquier caso, el propio cruce del glaciar es frustrante. Uno lo imagina lleno de peligros, frío de congelación, ventiscas; como Amundsen camino del polo, vaya. Pero no, el mayor problema parece ser que a los cuadrúpedos se les lastiman las patas, que por otro lado se soluciona en un santiamén poniendoles botas. Y el descenso final como quien se tira por una atracción de parque temático. Igual de rápido que baja la pareja del glaciar, baja la tensión narrativa, hasta el extremo de que de ahí al final del libro, encuentros familiares inclusive, todo se desarrolla anticlimáticamente: ni emoción ni intriga, pero sí dolores de barriga. En efecto, como era de prever, Ayla se preña justo a tiempo. ¡Cómo es esta muchacha, eh!

    Comentario sarcástico final: viendo cómo difunde la parejita los avances tecnológicos a lo largo de su viaje uno no puede dejar de pensar que igual para la autora la revolución neolítica no sea más que un buen marco en el que desarrollar la historia de un par de apuestos e inteligentes mesopotámicos decididos a llegar al fin del mundo, aunque sólo sea por verlo.

    2005-07-13 04:26 | 66 Comentarios


    Ham on Rye

    Charles Bukowski, 1982

    ¿Quién no ha leído "El guardián entre el centeno"? The Catcher in the Rye nos habla de un chaval con complejo de Peter Pan, inadaptado y cínico. Y rico.

    Éste no es ese libro, ésta es la reacción de Charles Bukowski: ¡Qué mierda sabrás tú, Holden Caulfield, lo que es tener problemas familiares! Es muy bonito hablar sobre la inocencia, la falsedad de las relaciones sociales y demás cuando sabes seguro que tendrás algo que llevarte a la boca; qué fácil es resistirse a la madurez cuando ésta no se te impone a base de correazos.

    Henry Chinaski es un niño alemán, hijo de padres emigrados a Los Ángeles en los años 20. Su padre reniega de una familia destrozada por el alcohol y pretende educar a su hijo con mano de hierro para hacer de él alguien de provecho. La crisis aprieta y la familia vive engañandose a sí misma; Henry no puede tener contactos con otros niños de su barrio y en el colegio, por su insociabilidad es marginado, llegando a convertirse en un imán para otros despojos, objetivo constante de los matones de turno. Pero él se rebela, él no es como esos que se le pegan como moscas, él quiere ser diferente. El día que finalmente explota, pega una paliza a uno de esos niñatos. Como consecuencia, recibe el castigo corporal del director del colegio y de su padre, que desde entonces le coge el vicio a azotarle con la correa de afilar la navaja de afeitar. La violencia termina generando más violencia, que a su vez trata de ser reprimida usando más violencia. Es cuestión de tiempo que Henry pase de ser el niño raro al adolescente problemático, sin perspectiva alguna ante la vida, consciente antes de tiempo de que la clase socioeconómica de su familia, su barrio, tiene más importancia en determinar sus posibilidades que su talento o capacidad. Los niños ricos van en coche y tú andando, ellos se llevan las chicas y tú los granos.

    Capítulo tras capítulo asistimos a la progresiva decadencia de Henry, su transformación en Hank, y no podremos evitar que la empatía incial, la pena amarga ante una infancia perdida, se transforme en un rechazo, repugnancia. Cuando finalmente se libera de su padre, él mismo se ha buscado ya amo más peligroso: la indulgencia, la autocomplacencia, la embriaguez como falsa felicidad, distorsión de la realidad transitoria que tatará de buscar siempre que pueda. Cuando la historia termina, lo hace con un chaval que ha abandonado el bachillerato, que vive en una pensión de mala muerte, que jugando consigue dinero para bebida. Y solo, después de que todos sus amigos (aquellos que tratan de acercarse a él) hayan sido apartados de sí por él mismo, generalmente a golpes. Y acaban de bombardear Pearl Harbor.

    En definitiva, todo un contrapunto al sueño americano magistralmente ejecutado. La historia te atrapa desde el principio, y la narración es tan fluida y natural que uno no sabe cuándo parar de leer, ni puede ni quiere. "La senda del perdedor", que así lo tradujeron, es un libro que recomendaría a todo el mundo. Y, para que así sea, dejaré que el libro continue la vida viajera a la que Mewt lo entregó.

    2005-06-21 17:54 | 11 Comentarios


    La isla inaudita

    Eduardo Mendoza, 1989

    Últimamente me estaba pegando un atracón de inglés, entre la guía del autoestopista galáctico y la ciencia de mundodisco, y el libro que ocupa(ba) la 'pole position' en la parrilla de salida de mi Pila también lo era, así que como la sombra del viento me dejó un buen sabor de boca, me decidí por reponer fuerzas leyendo a Eduardo Mendoza, del que me quedan aún un par de libros por leer. El razonamiento era bueno: si el que te recordaba el estilo de Mendoza te gustó, ¿por qué no probar algo del original?

    Pues porque puede que te decepcione.

    El protagonista es aburrido. Su vida, aunque acomodada, es insulsa. Un buen día le da un yuyu y se va, así por las buenas. Así, huyendo, recaba en Venecia, ciudad que vista desde sus ojos resulta gris e insípida, hasta que una mujer entra en escena para sazonar el asunto y el señor Fábregas parece despertar para luego caer aún más hondo, arrastrado por un laberinto de pasiones confusas. Aquí la novela se vuelve agridulce, a ratos divertida por lo surreal de ciertas situaciones, a ratos lenta y dada a la introspección (sin mucho sentido) del personaje. Al final, los protas se casan y montan un chiringuito en un palacete cochambroso.

    Por cierto, en la novela los personajes se cuentan literalmente sus vidas los unos a los otros. De la vida de Fábregas nos enteramos por sus recuerdos y sus pesadillas y por lo que cuenta de sí mismo. De la vida de los demás, por lo que a Fábregas le es contado, por ellos o por terceras personas. Si los diálogos suelen ser surrealistas, los monólogos son pequeños cuentos dentro de la novela. Y entre tanta saga familiar y tanta historia, un argumento recurrente: la obsesión de todo el mundo por contarle vidas de santos al pobre Fábregas (a ratos escéptico y racional, incluso acerca de sus propias irracionalidades, lo que le hace parecer aún más desvariado). Igual mi lectura es demasiado superficial y quizá haya un paralelismo entre estos santos y la historia principal, pero a mí me parecen más historias de relleno que resaltan lo surreal de toda la situación.

    Las constantes de Mendoza: un escenario super-realista, gótico, gris y ruín; un personaje principal con serios problemas psíquicos; lo folletinesco de la historia. Lo diferencial de la novela: la excesiva introspección del personaje, la divagación casi metafísica. Y Venecia.

    2005-06-21 16:12 | 14 Comentarios


    The Science of Discworld III: Darwin's Watch

    Terry Pratchett, Ian Stewart & Jack Cohen, 2005
    "Divine design, the conscious process of creation, which Paley discovered, and which we now know is the explanation for the existence and purposeful form of all life, always has purpose in mind. If the Deity can be said to play the role of Watchmaker in nature, He is an all-seeing Watchmaker"
    Rev. Charles Darwin, Theology of Species
    La tercera entrega de la Ciencia de Mundodisco tiene un protagonista: Darwin. Algo ha pasado en el mundo (de nuevo) cambiando su futuro: Darwin, en vez de escribir "The Origin of Species", ha escrito un libro radicalmente distinto, la "Teología de las Especies".

    Los autores, a modo de aperitivo, nos regalan al comienzo del libro tres citas reales y sus respectivas parodias. La primera cita es de Paley, de su "Teología Natural", en la que infiere la existencia de un "relojero" responsable del aparente diseño encontrado en los seres vivos. La segunda es el párrafo de arriba, escrito por el Reverendo Charles Darwin de ficción. El "Origen de las Especies" tardará más de un siglo en ser escrito, hasta que el Reverendo Richard Dawkins consiga devolver a la humanidad a la vía de desarrollo científico y tecnológico. (Por cierto, la cita "de Darwin" es en realidad una parodia de un párrafo de "El relojero ciego" de Dawkins.)

    Pero ese retraso es demasiado y la humanidad no consigue salvarse de la siguiente glaciación; es necesaria una intervención.

    ¡Y menuda! La historia, esta vez, es sencillamente fenomenal. No he podido resistirme y, después de leer los tres primeros capítulos en orden, tuve que seguir leyendo el cuento de Pratchett hasta que llegué al final en una sentada. Aunque la idea es la misma que en el anterior, la lucha contra las cambiantes contingencias para evitar que la historia transcurra por una pierna distinta de los "pantalones del tiempo", esta vez está mucho mejor construída narrativamente y el humor es de mayor calidad. En resumen, los Auditores han descubierto Roudworld y, cansados de la proliferación de la vida, intentan evitar que la humanidad se salve. Para llevar a cabo su plan, convencen al Dios de la Evolución de que hay alguien que estaría muy interesado en hablar con él acerca de la transmutación de las especies. Así hacen que este personaje se aparezca al pobre Darwin justo en uno de esos momentos en los que meditaba sobre las implicaciones religiosas de sus ideas evolutivas. Fruto de las revelaciones recibidas, Darwin es un profeta del Diseño Inteligente, no de la Selección Natural. Pero esto no lo saben los hechiceros, que sólo pueden vigilar que nada impida las múltiples coincidencias que llevaron al joven Darwin a bordo del Beagle y a sobrevivir hasta escribir su libro. Cómo lo descubren tiene su gracia y cómo lo resuelven, aún más. La verdad es que en eso también se parece a la anterior historia con Shakespeare y los elfos, pero ya digo, mucho mejor elaborada (¿a la segunda va la vencida?).

    En lo que respecta al ensayo científico, también mucho mejor que el anterior. No es sólo un sesgo por mi parte debido al interés por el tema, no, sino que sinceramente creo que la pareja de divulgadores son mejores cuando intentan divulgar que cuando filosofan, y este libro, aunque con abundantes dosis de especulación filosófica, tiene ciertamente mucha más base científica. Los temas cubiertos son los usuales, la verdad. Algo de matemáticas (números de Cantor y los conceptos de infinitud) algo de cosmología, bastante física teórica (relatividad, cuántica, cuerdas), todo ello para hablar sobre determinismo causal, paradojas temporales, modelos explicativos del mundo. Todo esto mejor tratado que en el volumen 2, la verdad. ¿Y por qué? Todo como parte de una historia "qué pasaría si" Darwin no hubiera escrito su libro. Para empezar, qué puede evitar que lo escriba, es decir, un recuento de las contingencias que pasó Darwin en su agitada vida; qué dosis de autoría puede otorgarse a Darwin sobre la teoría de la evolución, es decir, hasta qué punto Darwin fue original o la idea flotaba ya en el ambiente esperando el momento adecuado y la persona adecuada; y finalmente, una disgresión hacerca del determinismo histórico y la importancia de eventos individuales (que a mi gusto está mal rematada).

    En conjunto, un muy buen libro de divulgación científica puntera, salvo la parte sobre lo revolucionario de la biología molecular moderna y lo obtusos que pintan a los neodarwinistas; se lo perdono por la genial (por amena y fácilmente comprensible) crítica al diseño inteligente con la que comienza el libro. Y todo ello amenizado por una buenísima historia del mejor Pratchett.

    "Supongamos que, cruzando una pradera, encuentro un reloj en el suelo. La inferencia es, creemos, inevitable; el reloj debe haber tenido un hacedor"
    William Paley, Natural Theology (Teología Natural)

    "Supongamos que, cruzando una pradera, encuentro un reloj en el suelo. La inferencia es, creemos, inevitable; algún prospector cronométrico descuidado debe haberlo perdido"
    Preserved J. Nightingale, Watches abroad (Relojes de viaje)

    2005-06-07 14:14 | 20 Comentarios


    The Science of Discworld II: The Globe

    Terry Pratchett, Ian Stewart & Jack Cohen, 2002

    Segunda entrega del spin-off 'The Science of Discworld'. En la primera descubrimos que los magos de la UU crean un universo en el que hay un planeta, Roundworld, que es imagen de cómo verían la Tierra desde la perspectiva del Mundodisco. La excusa sirve para explicar la diferencia entre los mundos de fantasía y el mundo real, como ya leímos.

    Una cosa tienen en común, sin embargo: el poder de las historias. En Discworld existe el narrativium, una partícula que da coherencia a todo el universo, que permite que las historias ocurran como está establecido. En Roundworld (nuestro mundo) tal cosa no existe. Como partícula. A cambio tenemos el imperativo narrativo. Nosotros humanos inventamos historias con moraleja, explícita o no.

    Ian y Jack argumentan que, de hecho, el ser humano debería ser llamado Pan narrans en vez de Homo sapiens. Somos los primates que cuentan historias. Las contamos para decir a otros lo que nos ha ocurrido, las contamos a nuestros hijos para explicarles cosas, se las contamos a los jefes para venderles la moto.

    La historia paralela a este ensayo filosófico sitúa a los magos sobre el globo, pero esta vez de verdad, en carne y hueso, vía L-space. Y no son los únicos que se cuelan; de hecho, que se cuelen es culpa de los elfos, que han encontrado en unos monitos la potencialidad imaginativa de la que alimentarse.

    La verdad es que el cuentito es peor que el anterior, mucho más dependiente de la elaboración paralela del ensayo filosófico/científico, así que la trama va un tanto a rastras, y con abundantes cambios de ritmo. Lo que menos me gusta es ese Rincewind pensando como Granny Weatherwax cuando toma la iniciativa para acabar definitivamente con la plaga élfica usando sus propias armas: promover la imaginación humana hasta alcanzar la cumbre dramática: William Shakespeare.

    Y el ensayo científico también es algo más flojo que el anterior. Se centra en la evolución del hombre vista desde el punto de la cultura, usando como argumento central la capacidad de contar historias a la que nos referíamos. Evolución cultural (sí, los memes tienen un rinconcito también), la ciencia como método para generar un tipo muy especial de historias, algo de caos, determinismo y complejidad. Muchos de los tópicos ya fueron introducidos en el volumen anterior (aunque quizá sea consecuencia de la re-edición), así que no dejo de tener la sensación de que entrambos libros quizá tengamos un buen libro de divulgación al uso, desde filosofía de la ciencia hasta evolución cultural, mundos futuros, paralelos y demás ficción científica.

    Aunque irregular (de hecho lo dejé a medias y tuve que releer buena parte para retomar el hilo), es tirando a entretenido, con muy buenos momentos (y algun que otro olvidable) tanto en la historieta como en la parte divulgativa. Al menos da que pensar.

    Y no me puedo aguantar las ganas de empezar la tercera entrega: Darwin Watch !!!

    2005-06-05 21:09 | 9 Comentarios


    La sombra del viento

    Carlos Ruiz Zafón, 2001

    No conocía ni al autor ni al libro hasta que me lo encontré en una estantería en casa de una amiga de aquí. Les pregunté a ella y otro amigo qué tal y al unísono ambos respondieron que muy bien.

    Mi siguiente encuentro fue meses más tarde, un 4 de Mayo. El PSV jugaba un estupendo partido para terminar perdiendo la semifinal de la champions y mientras a mis espaldas los holandeses se desesperaban, estos buenos amigos me entregaban mi regalo de cumpleaños.

    Me encanta que me regalen libros. Sólo viendo de qué libro y edición se trata puedes adivinar mucho: el interés del regalante por el regalado, lo bien o mal que te conocen o creen conocerte, si se han preocupado por encontrar un regalo que te satisfaga o algo para salir del paso. En su caso estaba claro: conocían de mi gusto por leer y este título les había encantado; me hacían partícipes de una buena historia sin más.

    Y es que es una muy buena historia. Aunque a JJ no le gustase. He de reconocer que la empecé con aprensión. En la contraportada, después de la sinopsis, un crítico resumía el estilo de Ruiz Zafón diciendo algo como "se parece vagamente a Eduardo Mendoza y Pérez-Reverte". Miedo me dió. Me encantan ambos autores, así que esa comparación más me pareció un comentario "intenta parecerse a dos genios de la pluma pero se queda en el intento". Como consecuencia de estos prejuicios, tardé en leer las primeras páginas varios días. mp comentaba en la atalaya que cerró el libro cuando leyó el primer párrafo. Yo también. Pero al día siguiente lo volví a abrir. Creo que esa vez conseguir acabar la primera página entera. A párrafo por velada, hasta que dejé de leerlo por unos días. Después, un repaso rápido a lo leído, para buscarle sentido al asunto, y no sé si será cosa de mi estado de ánimo, diferente, o el dedicarle voluntad y tiempo, pero cuanto más leía, más me enganchaba.

    ¿Se reconoce el estilo de Mendoza o de Reverte? Pues la verdad es que sí, sobre todo el del barcelonés. El escenario es una Barcelona gótica, hija de 'La ciudad de los prodigios', llena de gente capaz de lo peor y también de lo mejor (pero no a la vez). Un par de personajes esperpénticos también parecen hijos de Mendoza, en lo lúgubre de 'La ciudad de los prodigios' y en lo histriónico de 'El misterio de la cripta embrujada'. Y el estilo, folletinesco, parece encajar a la perfección entrambos mundos. Tramas familiares rocambolescas, una clase acomodada que vive por y para las apariencias, ocultando mal que bien su ausencia de moral, mientras que los de extracción más humilde sí son capaces de demostrar coherencia con sus sentimientos, tanto para el bien más ingenuo como para la maldad más abyecta.

    En resumen, humor irónico alternanando con un realismo trágico mientras un niño se hace hombre al tiempo que se envuelve en una trama que le queda grande y cuya intriga, por más vueltas que da, está fenomenalmente hilvanada. Una gozada de libro, vamos.

    Elena, Manu, gracias por la perla.

    2005-05-30 14:13 | 14 Comentarios


    Mostly Harmless

    Douglas Adams, 1992

    Quinta y última parte de la saga. Y muy buena. Aunque el tono decae en el tercer y cuarto libros, el quinto es un esfuerzo por mantener alto el listón. Quizá por eso tardó tanto en salir. He leído por ahí que Adams quería hacer un sexto pero que no pudo ser. Y en el fondo me alegro, porque así el final es definitivo como parece.

    En el cuarto aparece Fenchurch, ya sabéis, la novia de Arthur. Se ve que no es un personaje con tirón y hay que deshacerse de él como en la peor de las "soap operas" así que... voilá, van de viaje y simplemente desaparece. La explicación tiene su punto: eso pasa por ser de la zona galáctica de la Tierra.

    Como es de esperar, esto deprime definitivamente al pobre de Arthur, así que se convierte en una especie de peregrino galáctico buscando respuestas filosóficas a preguntas que no sabe formular. Al final, cansado de buscar planetas como la Tierra termina por aceptar su destino y se queda en el último sitio en que cae haciendo lo que sabe hacer mejor (y no digo más para que veáis que no soy tan spoiler como parece).

    Por su parte, Ford descubre que algo siniestro se cuece en la editorial de la Guía.

    Y como Arthur está sólo, reaparece Trillian, además por duplicado y una de ellas con paquete de recuerdo para Arthur.

    No digo más, leédlo. En serio, merece la pena. Muy buenas situaciones cómicas y, para colmo, hay ratos que te hacen pensar. Después de leer toda la Guía, creo distinguir de dónde sacó la inspiración Terry Pratchett.

    2005-05-18 22:54 | 7 Comentarios


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